El ciclomotor ha recobrado su atractivo en la actual reordenación de las ciudades y es en la actualidad una opción de movilidad a tener en cuenta. En su época de mayor esplendor, hace 30 años, este tipo de scooters estaba dirigido en exclusiva a jóvenes inexpertos que, con la práctica y el paso del tiempo, iban adquiriendo nuevos vehículos de mayor cilindrada. Era la puerta de entrada.

En la actualidad, este esquema ha cambiado. El ciclomotor ha entrado en una cesta de movilidad urbana global y ya es una opción dirigida a todas las edades. Los scooters más pequeños del mercado, los de 50 cc, junto a los modelos de 125 c, están siendo una opción preferente desde hace un tiempo. Está pensado para desplazamientos cortos en ciudad y son una forma inteligente de moverse en la actualidad. 

Muchas ciudades llevan años impulsando planes de reordenación hacia modelos mucho más eficientes y menos contaminantes; también la mentalidad de los usuarios ha avanzado hacia modos de movilidad más eficientes y hábitos de consumo más racionales. 

En estos momentos, a las ciudades -y a la sociedad en general- tienen en sus manos una gran oportunidad para luchar en favor del medio ambiente, la seguridad vial y la salud pública.

A las medidas de respeto al medioambiente de los últimos años (el calendario de Bruselas para reducir las emisiones contaminantes de los medios de transporte), se suman las normativas locales de priorizar la movilidad eficiente -menos ruidosa, menos veloz, más segura y limpia- y las medidas de distanciamiento social obligatorias.

Todo ello está originado un cambio de mentalidad de las personas, y en este contexto, el ciclomotor, con sus bajas emisiones, velocidad limitada a 45 km/h y bajos consumos, se convierte en una de las opciones más atractivas para afrontar con éxito el desafío de las ciudades.